¿SABIAS QUE EXISTEN RIESGOS ?
RADIACIÓN PRIMARIA.
Este tipo de radiación se
refiere al haz de rayos X penetrante que se produce en el blanco del ánodo y
sale de la cabeza del tubo; este haz se conoce como haz primario o rayo de
utilidad.
RADIACIÓN SECUNDARIA
Esta se refiere a la
radiación X que se crea cuando el rayo primario interactúa con la materia (en
radiología dental, la materia incluye tejidos blandos de la cabeza, huesos del
cráneo y dientes) La radiación secundaria es menos penetrante que la primaria.
Radiación
por escape.
Esta
es una forma de radiación secundaria y es el resultado de un rayo que se desvió
de su vía por su interacción con la materia.
La radiación dispersa
o por escape se desvía en todas las direcciones en los tejidos del paciente y
viaja a todas las partes de su cuerpo y a todas las áreas del operatorio
dental, y es dañina para el paciente y el radiólogo.
RADIACIÓN IONIZANTE
Producción de las radiaciones ionizantes (rayos x).
La producción de la radiación ionizante se genera cuando conectamos el
aparato de rayos Roentgen a una corriente eléctrica, cuando se activa el
aparato para producir una radiación, tenemos un haz de electrones que
circulan por un filamento metálico de Tungsteno que al paso de la
corriente se calienta (Efecto Joule) y, al alcanzar temperaturas elevadas,
desprende electrones formando una nube (efecto Edison).
Todo esto se realiza en el interior de una ampolla de vidrio en la que se ha
hecho un vacio elevado. Con el fin de que los electrones no interaccionen
con el gas que llene la ampolla. Esta va sumergida en aceite de
refrigeración y rodeada por una coraza de plomo a excepción de la
ventana de emisión.
Los electrones se someten a una diferencia de potencial elevada
(decenas de Kilovoltios), que se consigue con un transformador eléctrico.
La cantidad de electrones que se desprenden depende de la
temperatura que alcance el filamento, los electrones desprendidos
del filamento se aceleran y se hacen colisionar contra el anticátodo o
blanco. La energía suministrada a los electrones se convierte en
radiación ionizante, solo el 1% y el resto se convierte en calor.
El ánodo debe tener una angulación aproximada de 20°, para que se
pueda aumentar la potencia mientras se disparan los electrones contra el
MANIFESTACIONES POR RADIACIÓN
Para poder explicar lo que ocurre en el organismo como
consecuencia de la exposición a la radiación, es necesario entender que lo
observado es la consecuencia de un conjunto de efectos en el nivel celular.
Estos efectos y la manera como se manifiestan, dependen de factores inherentes
a la radiación y a características del individuo o del tejido irradiado.
Los principales factores que determinan el efecto biológico
de una exposición son el tipo de radiación y la dosis absorbida. Sin embargo,
la velocidad con que se recibe esta dosis y el número de veces que el individuo
se expone a la radiación, son factores que pueden modificar los efectos
producidos. No tendrá los mismos efectos la administración de una dosis única,
que la misma dosis distribuida en múltiples exposiciones. En lo que se refiere
al individuo, será su edad, su estado general de salud, el tamaño de la zona
expuesta, así como el tipo de tejidos irradiados lo que determine la gravedad
de los efectos. Es importante comprender que los efectos de una dosis serán muy
diferentes si es todo el cuerpo el irradiado o si solamente parte de él resulta
expuesto. Por ejemplo, las consecuencias de 400 rads. recibidos en el cuerpo
entero no serán las mismas que cuando 400 rads sean absorbidos solamente por
una mano. En el primer caso, la vida del individuo estará en peligro, mientras
que en la segunda, las consecuencias son las de una quemadura severa.
En exposiciones médicas y accidentales se alcanzan valores
muy superiores (miles de veces) a los ambientales. En este capítulo se
describe, en primer lugar, la interacción de la radiación con las estructuras
celulares. A continuación se señala cuáles son los principales efectos locales
causados por una sobrexposición en los tejidos u órganos que pueden ser vitales
para el individuo irradiado. Posteriormente nos referimos a las consecuencias
globales para el organismo y analizamos el caso particular de una irradiación
terapéutica.
EFECTOS EN LA CÉLULA
Cuando una partícula cargada que proviene de la radiación,
atraviesa el medio celular es posible que su campo eléctrico consiga arrancarle
electrones a las moléculas que constituyen la membrana, el citoplasma o el
núcleo celular. El proceso se llama ionización, pues las moléculas que antes
eran eléctricamente neutras, se transforman en iones (partículas cargadas)
debido a la pérdida de un electrón. La radiación capaz de producir ionización
se conoce como radiación ionizante y todos los tipos de radiación considerados
en este libro (partículas alfa, beta, rayos gamma y neutrones) son de este
tipo.
Una molécula ionizada tiene propiedades que pueden ser muy
diferentes a aquellas de la molécula neutra. Por esto, una sola ionización
puede significar que las funciones originalmente realizadas por la molécula ya
no se podrán cumplir.
El efecto señalado anteriormente se considera directo, pues
la molécula que sufre el daño es aquella que fue originalmente ionizada.
Existen, además, efectos indirectos donde la molécula ya ionizada, puede
resultar tóxica y afectar a otras moléculas o células que no fueron ionizadas
directamente.
Como la ionización es un proceso que ocurre al azar, cualquier
molécula puede resultar modificada al irradiarse la célula. Si la molécula
ionizada es parte de la membrana celular es posible que se produzca una rotura
que cause la muerte de la célula. En general, esta célula será reemplazada por
otra. Si la molécula ionizada es parte de alguna organela citoplasmática, ésta
puede llegar a destruirse y sus funciones serán asumidas por alguna otra
estructura similar. Si la molécula dañada es el ADN del núcleo celular, parte
de la información almacenada en los genes puede perderse o modificarse y dar
lugar a que surjan mutaciones (capítulos IV y VI). Este daño se hará manifiesto
durante la siguiente mitosis, cuando la célula intente reproducirse. Es posible
que la mitosis no pueda realizarse y en este caso la célula morirá sin dejar
descendencia. Pero también es posible que el gen dañado esté relacionado con la
reproducción de esa célula y, en este caso, la célula y sus descendientes se
dividan descontroladamente. Se piensa que esta pérdida de control en la etapa
de división celular pueda ser una de las causas de la formación de un tumor.
Cuando la estructura de los cromosomas es alterada por la
radiación, el daño puede ser reparado inmediatamente con sustancias celulares
que tienen esta función específica (enzimas de reparación). Si no hay
reparación, o si ésta no es capaz de reintegrar la organización original del
cromosoma, se producen rompimientos y rearreglos estructurales que se pueden
observar al microscopio.
Los efectos de la radiación en diferentes tejidos dependen
en gran medida de la velocidad de división celular durante y después de la
irradiación. Existe una gran variación en el tiempo de vida para las diferentes
células; por ejemplo, hay células que viven pocos días, como las formadoras de
glóbulos rojos en la médula ósea, o las que recubren las paredes del intestino
y la piel, mientras que otras células, como las nerviosas, pueden acompañar al
individuo toda su vida.
Debido a la complejidad del proceso de replicación celular y
a la necesidad de precisión al transmitir el código genético, una célula es más
sensible a los efectos de la radiación durante la mitosis que en otras etapas
de su ciclo celular. A continuación se discuten los efectos específicos de la
radiación en tejidos con diferente radiosensibilidad.
EFECTOS EN ÓRGANOS VITALES
La piel fue el primer tejido que se estudió al analizar las
alteraciones producidas por la radiación. Dosis cercanas a los 100 rads
producen reacciones de eritema (enrojecimiento de la piel) transitorio, que
desaparecen al cabo de una semana, y que pueden dejar pigmentación transitoria
en la zona irradiada. Cuando la dosis es mayor, varios cientos de rads, las
células de la epidermis se destruyen y se forma una zona denudada, en la cual
aparecen lesiones semejantes a una quemadura. Dosis de miles de rads producen
necrosis (muerte del tejido) que puede curarse si el área afectada es pequeña,
ya que es posible la migración de células vecinas a la zona dañada. Si el area
irradiada es amplia, la herida necrótica no cicatrizará y solamente un injerto
de piel repondrá la parte dañada.
La médula ósea es un tejido ubicado en el interior de los
huesos y se encarga de producir las células sanguíneas. Estas son los glóbulos
rojos y los glóbulos blancos. Los rojos están encargados de transportar al
oxígeno desde los pulmones hasta cada una de las células del organismo. Los
blancos protegen al individuo de las infecciones y participan en la defensa
contra cualquier agresión, incluyendo los tumores malignos. En la sangre
también existen corpúsculos denominados plaquetas, de gran importancia en los
procesos de coagulación sanguínea.
Todos estos componentes sanguíneos tienen una vida limitada
y son formados continuamente en la médula ósea por células progenitoras. Son
estas células las más sensibles a la radiación. Cuando ocurre una exposición
seria (superior a 100 rads), parte de las células circulantes resultan dañadas
y el número de glóbulos blancos disminuye de inmediato. Éste es uno de los
primeros síntomas que aparecen cuando hay una exposición muy por encima de los
valores ambientales. Las células progenitoras pueden resultar dañadas por la
exposición y, entonces, bajará la producción de nuevos glóbulos rojos y
blancos, lo que será evidente algunas semanas después de la irradiación. Una
baja en el número de plaquetas impide la coagulación sanguínea y en estas
condiciones cualquier hemorragia podría resultar fatal. La escasez de células
sanguíneas puede provocar la muerte del individuo. Se ha advertido que después
de 60 días, con dosis entre 300 y 600 rads, se puede producir la muerte de un
ser humano.
EFECTOS EN EL ORGANISMO
Después de esta revisión de los efectos en órganos aislados,
vamos a referirnos a las consecuencias de exposiciones en que todo el cuerpo
resulte irradiado. A las pocas horas de ocurrida una exposición excesiva a la
radiación, el individuo afectado puede presentar dolor de cabeza, náuseas,
falta de apetito, vómito, diarrea, pereza, disminución en la cuenta sanguínea y
mala coagulación. Posteriormente puede sobrevenir la pérdida del pelo. Estas
alteraciones son reversibles si la dosis es menor de 100 rads. Si la dosis es
mayor, la severidad de estas alteraciones aumenta y la recuperación del
individuo se dificulta. Con una sola dosis de 400 a 500 rads el 50% de los
individuos expuestos muere por alteraciones en la sangre. La probabilidad de
que sobrevivan dependerá de la efectividad con que se les administre el
tratamiento adecuado.
Si se incrementa la dosis más allá de los 700 rads,
disminuyen las esperanzas de sobrevivir y cambia el mecanismo de muerte. Así,
cuando la dosis es de 1 000 rads se puede producir la perforación del intestino
en uno o varios sitios, lo que hace que el contenido intestinal pase a la
cavidad del abdomen llamada peritoneal, produciéndose una infección e
inflamación conocida como peritonitis, que es sumamente grave. En estas
condiciones es fácil que la infección pase a la sangre y cause la llamada
septicemia, que todavía en la actualidad es un cuadro extraordinariamente grave
que conduce a la muerte de un gran número de enfermos. Cuando la dosis alcanza
los 5 000 rads hay shock nervioso, edema y hemorragia en el sistema nervioso
central y la muerte viene en unas cuantas horas.
Frommer
HH:Ionizing radiation and basic principles of x-ray generation. In Radiology
for Dental Auxiliaries , 5th edition .st Louis , Mosby-Year Book, 1992.
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/099/htm/sec_10.htm
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